lunes, 21 de febrero de 2011

El clan visita a Hank

Llegó el 13 de diciembre (1993) y las puertas del rancho Don Catarino, propiedad del tristemente célebre profesor de primaria Carlos Hank González, Secretario de Agricultura del salinismo, se abrieron para dejar pasar los automóviles donde viajaba La Hermandad Cantón Zetina, madre, esposas e hijos.
El anfitrión acompañado del gobernador de Tabasco, Manuel Gurría Ordónez, esperaba a la entrada de la imponente casona adornada con motivos navideños. En algunas áreas la residencia alcanzaba hasta los tres niveles luciendo majestuosa entre el bosque de pinos que la circundaba.
El profesor vestía un traje azul a rayas, camisa blanca y corbata roja estampada con motivos azules y rayas diagonales. Manuel Gurría, una chamarra negra de piel con el cierre subido hasta la garganta, de donde apenas salía el cuello blanco de la camisa.
Cada miembro del clan con su respectiva familia, fueron saludándolos.
Luego del besamanos, pasaron a un salón donde había dispuestas seis mesas redondas, cubiertas de manteles blancos, servilletas rosadas y al centro de cada una de ellas un gran florero con margaritas y rosas multicolores.

El profe Hank rodeado de la Cantoncracia en pleno.

La mesa principal en la que aguardaba la señora Rohn de Hank, estaba situada en el lugar más cálido, a un lado de la chimenea, en cuya parte superior se había colocado un enorme bodegón al óleo. En otra pared, estaba un gran cuadro con la pintura de los volcanes del Valle de México.

El besamanos. No tienen verguenza.

Mery Zetina Vda. de Cantón, entró del brazo de Nora Cantón Martínez de Escobar y de una nieta regordeta. La señora Rohn, sin maquillaje, vestida con un conjunto negro y blusa de seda amarillo ocre, se levantó, las saludó con un esbozo de sonrisa y la mirada gélida.
A la entrada de la casona de piedras de cantera y arquitectura mexicana, se quedaron unos instantes el profesor Hank, Gurría, Oscar, Carlos y Miguel.
--Querido profesor, desde hace casi un año buscábamos este encuentro, dijo Óscar.
--Queríamos hacer un recuento de cómo el plan dio resultado, interfirió Carlos.
--Aquí don Manuel, nuestro respetable gobernador, sabe de lo leales que hemos sido, Óscar ha estado muy activo y merece… Miguel no pudo concluir la frase porque el profesor lo interrumpió:
--No se preocupen, hace un año estaba muy fresco lo de Neme y a veces las paredes oyen, pero Manuel me tiene bien informado, él aprecia la amistad y es generoso con sus amigos, no se preocupen, a todos nos va ir muy bien, sólo les pido que ya no haya más comentarios al respecto ¿De acuerdo?
El jefe del Grupo Atlacomulco, selló con una amplia sonrisa y un abrazo a cada uno de ellos la trama final del complot que llevó a Neme a su caída. El profesor con un ademán los invitó a pasar.



El brindis. Arreglos de familias.

Un trío amenizaba con románticas canciones, todos siguieron al profesor hasta la mesa principal, menos Óscar, que se quedó insatisfecho, éste buscó con la mirada algunos familiares porque había llegado solo, y se sentó con ellos, se levantó de nuevo cuando se dio cuenta de que ha bía sido descortés, pues no había ido a felicitar a la señora Rohn. Llegó hasta ella y esperó que el profesor lo presentara:
--Nuestro amigo es el senador por Tabasco, Óscar Cantón Zetina, le indicó éste a su esposa.
--Felicidades, señora, dijo de inmediato Óscar.
--Gracias por venir, dijo ella.
--Siéntese con nosotros senador, suplicó Hank.
Escondiendo su mala gana detrás de una sonrisa, jaló una silla y se acomodó al lado de Gurría, como tratando de enviarle a su anfitrión un mensaje subliminal para la sucesión gubernamental de Tabasco, pero fue ignorado.
Tenía urgencia de amarres poderosos porque recientemente había sostenido una agria discusión con el virtual candidato al gobierno de Tabasco, Roberto Madrazo Pintado. Los meseros comenzaron su trabajo, llevaron para el brindis varias botellas de champagne que fueron sirviendo en copas espigadas. Al poco, botellas de vino blanco y tinto fueron descorchadas. El menú consistió en pozole mexicano y barbacoa de Texcoco, como postre, pastelillos.
Luego comenzó la entrega de regalos, la viuda del Chino Márquez y madre del clan, María Plácida Zetina Lizárraga, quien se había acomodado entre el profesor y su esposa fue la primera en sacar una pequeña caja roja que puso en manos de la señora Rohn a nombre de la familia Cantón Martínez de Escobar.
Con sumo cuidado la cumpleañera abrió la valijita y vio que contenía un estuche fabricado con una delicada piel tratada con algún fino perfume. Lo abrió y leyó con avidez la cédula de autenticidad Cartier, para después depositar su mirada en un par de hermosos aretes, brazalete y sortija, todas las piezas eran de oro con incrustaciones de brillantes de diferentes kilates.

El regalo. La vieja escuela del chino Márquez.


Esbozó, ahora sí, una amplia sonrisa de satisfacción. El profesor Hank con suavidad le pidió le pidió el estuche, sacó el anillo y lo colocó en el anular izquierdo de su esposa, casi encimado sobre el matrimonial.
Las hijas del resto de la familia Cantón Zetina, hicieron cola para entregar sus respectivos obsequios. El festejo se prolongó hasta entrada la noche, la gran lámpara de araña que pendía sobre de ellos junto con los adornos navideños y las lucecillas multicolores de fuera y dentro de la casa se encendieron llenando de colorido cada espacio de la residencia.
Al final, todos los miembros del clan ocuparon una silla en la mesa principal. Mientras la señora Rohn platicaba con María Plácida Viuda de Cantón, los Chinos insistían con la necesidad de combatir a fondo a López Obrador; del puente peatonal que pretendía construir Gurría sobre el río Grijalva, para unir al centro de Villahermosa con la populosa colonia Las Gaviotas; e hicieron anécdotas y chistes de la gente de Tabasco. Advertidos de antemano, no hubo ni una palabra sobre Neme. Llegó la hora de la despedida, afuera la temperatura había bajado, pero el vino les produjo el calorcillo necesario para enfrentar el frío. Subieron a sus vehículos donde esperan los choferes con las puertas abiertas y se perdieron entre la tenue niebla del largo camino de pinares.
--Qué engorrosos, dijo la señora Rohn. Hank y Gurría sonrieron y se dirigieron al despacho biblioteca, para degustar unos tequilas y hacer un recuento de los negocios.
--Son depredadores, una manada de lobos que solo se doblegan con dinero, dijo Hank a su compadre, y prosiguió con un consejo:
--Utilízalos cuanto puedas Manuel, porque un día nos van a traicionar, están desesperados por hacer gobernador a Óscar. Gurría no dijo nada, sólo sabía que se había metido en un estercolero

No hay comentarios:

Publicar un comentario